ARGENTINA: ALCOHOL EN MENORES

Art铆culo del diario La Naci贸n
“Se profundiz贸”: advierten
que son cada vez m谩s graves los efectos del consumo de alcohol en la salud de
los adolescentes.
Especialistas
coinciden en que a los 13 a帽os ya toman bebidas de alta graduaci贸n alcoh贸lica
en las previas; pancreatitis, hepatitis cr贸nicas y cirrosis son cuadros que
aparecen prematuramente
17
de noviembre de 2024
C脫RDOBA.– Cada vez es m谩s baja la edad de inicio de
los adolescentes en el consumo de alcohol y, aunque el fen贸meno no es nuevo, s铆
esta tendencia preocupa y alerta de manera creciente a los especialistas. Los
m茅dicos se encuentran con cuadros graves como pancreatitis, hepatitis agudas y
cirrosis avanzadas en j贸venes de menos de 20 a帽os. La clave, coinciden las
fuentes consultadas por LA NACION, est谩 en “las previas” (reuniones antes de
las salidas) y tambi茅n en la incapacidad de la mayor铆a de los padres para poner
l铆mites. La situaci贸n “se naturaliz贸”, sintetizan.
“Cuando me despert茅, vi que no ten铆a ropa
interior”; “No s茅 qu茅 pas贸, tengo un blanco”; “Tomo porque me animo a hacer
cosas que, de otra manera, no”; “Si no tomo, mis amigos me cargan”. Esas son
algunas de las frases que m茅dicos, psic贸logos y psicoterapeutas escuchan cada
vez m谩s frecuentemente. “Y los padres, ¿qu茅 dicen?”, pregunta este diario. En
las respuestas se repiten conceptos como “resignaci贸n” e “impotencia”. El
consumo de alcohol convive con el auge de las apuestas online y con las
tecnoadicciones.
Seg煤n los datos de la Encuesta Nacional sobre
Consumos y Pr谩cticas de Cuidado 2022, que es la 煤ltima oficial disponible
(realizada por el Indec y la Sedronar), la edad media de inicio en el consumo
de alcohol es de 17,1 a帽os en varones y de 18,5 a帽os en mujeres. Los expertos
sostienen que no es lo que ven en la realidad; consultados, precisan que no hay
mayores diferencias entre los sexos y las clases sociales, salvo el precio de
las bebidas que compran.
Enrique Orchansky, pediatra con 40 a帽os de
experiencia, docente de la c谩tedra de Pediatr铆a de la Universidad Nacional de
C贸rdoba y autor de varios libros sobre la infancia, enfatiza: “Hace diez a帽os
ve铆amos que empezaban a tomar entre los 15 y 16, ahora ya es a los 13. Ese el
promedio del debut. F铆sicamente no est谩n en condiciones de recibir tanto
alcohol, es lo que llamamos ‘consumo excesivo epis贸dico’, un ‘atrac贸n’ de
alcohol”.
Silvia Cabrerizo, pediatra toxic贸loga del Hospital
de Ni帽os Ricardo Guti茅rrez y secretaria del Grupo de trabajo de Adicciones de
la Sociedad Argentina de Pediatr铆a (SAP), refuerza con que hace unas d茅cadas
las cirrosis se ve铆an en gente de m谩s de 60 a帽os “y hoy, a los 20 esto est谩
pasando: h铆gados muy da帽ados. Hay casos de intoxicaci贸n aguda, depresi贸n
sensorial, coma alcoh贸lico, episodios de blackout en los que quedan vulnerables
y no saben qu茅 pas贸”.
La Tercera Encuesta Mundial de Salud Escolar de
2018 revel贸 que el 77,1% de los adolescentes argentinos de 13 a 15 a帽os
consumi贸 alcohol por primera vez antes de los 14. Adem谩s, siete de cada diez
compraron bebidas alcoh贸licas pese a la prohibici贸n por ley. En ese punto,
Cabrerizo advierte que el desarrollo cerebral termina entre los 21 y los 25
a帽os, “no se condice la seguridad legal con lo biol贸gico; cuanto m谩s precoz el
consumo, m谩s da帽o”.
Ambos m茅dicos apuntan que en las previas circula
alcohol de alta graduaci贸n como gin, vodka, ron (unos 40 gramos cada 100 ml) y
fernet (28 cada 100). La cerveza es m谩s frecuente en adolescentes de m谩s edad.
Pero el h铆gado, hasta alrededor de los 20 a帽os, no puede procesar tanto alcohol
masivo. “La intoxicaci贸n aguda cede despu茅s de seis u ocho horas, pero a largo
plazo es un t贸xico sist茅mico y puede llevar a cirrosis, pancreatitis,
alteraciones neuropsiqui谩tricas, hematol贸gicas, s铆ndrome de abstinencia”, sintetiza
Cabrerizo.
Orchansky cuenta que tiene un paciente que est谩 por
cumplir 18 a帽os y espera un trasplante hep谩tico; consume alcohol desde los 14
en las previas. Adem谩s de esos da帽os, est谩n los provocados al desarrollo
neuronal, el “efecto idiosincr谩tico”. Aclara que cada persona responde distinto
a la misma dosis de alcohol: “A algunos no les hace nada; a otros les rompe las
uniones neuronales, hay falta de concentraci贸n, problemas de sue帽o, p茅rdida de
masa muscular”.
Padres y pares
La Fundaci贸n Padres viene trabajando con el
alcoholismo entre ni帽os y adolescentes desde hace unas dos d茅cadas. “El
problema se profundiz贸 y se naturaliz贸 –dice Mar铆a P铆a del Castillo,
psicopedagoga y directora ejecutiva de la entidad–. La ludopat铆a digital
desplaz贸 la atenci贸n del consumo de alcohol, pero es muy complejo lo que se
vive. Estamos atravesando un momento de salud mental delicado en esas edades
que encuentran una v铆a de escape en estas adicciones. Hay muchos da帽os
asociados”.
Para el psic贸logo Alejandro Schujman el foco del
problema es el “estado de resignaci贸n y apat铆a de los adultos. Domina la
creencia de que todos toman y es una cuesti贸n habilitada”, describe y se帽ala
que el problema se registra en todo el mundo. Reconoce que tambi茅n juega un
papel importante la presi贸n de los pares. Un factor que mencionan las fuentes
es que, por ejemplo, a los que practican deportes no les insisten en que tomen;
como “un punto de anclaje que es un factor de protecci贸n al que el grupo no contradice”,
lo describe Schujman.
Mar铆a Zysman, psicopedagoga y directora de la ONG
Libres de Bullying, ratifica que a los 12 o 13 a帽os hay chicos y chicas que
“coquetean” con el alcohol y vuelve sobre el querer ser parte. “Si para
pertenecer tienen que tomar, lo hacen, y a veces en las mismas casas admiten
que sea as铆. Los padres esperan que otros pongan los l铆mites, como ya vimos con
la norma del uso de celulares en clase que sali贸 en la ciudad de Buenos Aires,
y las escuelas reciben a los chicos borrachos porque. si no, terminan acusadas
de abandono de persona. Entonces es como un acuerdo t谩cito”, detalla.
Tambi茅n juega un papel importante la presi贸n de los
pares
Los dos pediatras subrayan que la actitud de los
padres puede ser “por desconocimiento o por naturalizaci贸n”. Cabrerizo sostiene
que “no se percatan del riesgo que implica esa cantidad de alcohol. El festejo
pasa por consumir y se pierde la noci贸n de riesgo”. Por su lado, Orchansky
considera que hay una minor铆a que les proh铆be tomar a sus hijos (”y de ese
grupo, pocos lo logran”). Caratula como el “m谩s peligroso” al grupo que esgrime
“organizo en casa y controlo”; el m茅dico insiste en que “creen que tienen el
control, pero los chicos llegan con botellas. No dimensionan, no quieren o no
pueden ver el peligro”.
Los deliveries que entregan alcohol a quien lo pide
sin ning煤n chequeo y la venta en kioscos son moneda corriente. Por efectos del
alcohol en exceso hay impulsos violentos, peleas, p茅rdida de control sobre sus
acciones. “Hay historias de actos graves en el corto plazo y otros que terminan
en tragedias –contin煤a Schujman–. En las fiestas de 15, hay piquetes si les
plantean que no habr谩 alcohol, extorsionan a la cumplea帽era y a la familia. Los
padres deben recuperar el sentido com煤n, si a un nene de tres a帽os no le dejan
meter el dedo en el enchufe, a uno de 14 no lo tienen que dejar tomar”.
Cu谩l es la salidaQue los padres asuman su rol es el primer paso
hacia una soluci贸n que mencionan todos los que hablaron con LA NACION. Detr谩s
alinean que haya m谩s charlas entre los j贸venes, entre los que sufren las
consecuencias del consumo excesivo relaten al resto lo que sucede- Tambi茅n, que
el alcohol deje de ser protagonista de las publicidades.
“Los pap谩s no nos estamos bancando el aburrimiento
–admite Zysman–. Los chicos juntan figuritas y si les faltan, ellos van y las
compran. No quieren que esperen, que tengan frustraciones y, entonces, nada les
alcanza. La adolescencia tiene angustia existencial y el alcohol anestesia.
Encima, es de f谩cil acceso. Las redes, en las que est谩n mucho tiempo, les
muestran alcohol, diversi贸n, influencers, todo junto. Todos esos factores
generan un escenario complejo”.
Del Castillo subraya que en la fundaci贸n trabajan
para que los padres “nos hagamos cargo de lo que nos corresponde, poner
l铆mites, empujar la autoestima, lograr comunicaci贸n familiar” y tambi茅n en
campa帽as como “Menores ni una gota”, impulsada junto con la Federaci贸n
Argentina de Destilados y Prevenci贸n, u otra que realizan con Cervecer铆a y
Malter铆a Quilmes, “Entrenadores de valores”.
Experiencias que Schujman realiza y que, en varios
casos, funcionan es la de armar redes de familias que “pongan fin al
disparate”. Sostiene que los chicos “se niegan, protestan, organizan fiestas
paralelas”, pero algunos grupos logran su objetivo. “Los padres tienen que
decidirse a tomar las riendas. Ning煤n adolescente se va a traumar, s铆 lo har谩
si sufre un coma alcoh贸lico. Hay que gestionar espacios saludables que
contrapesen”, concluye.
Por Gabriela Origlia