2 de agosto de 2009

UNA RADIOGRAFÍA DE LOS PROTAGONISTAS DEL TRÁNSITO



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Primero "yo", después "la gente"
Aldo Merlino, Director del Centro de Investigaciones de Tendencias y Comunicación (CITec)


El problema de la seguridad vial en Argentina no es nuevo, pero no por ello deja de sorprender el elevadísimo número de accidentes que se registran a diario y las terribles consecuencias que éstos acarrean en varios niveles.


Sin duda, las causas de esta situación son varias y complejas. Sin embargo, hay una que puede señalarse como definitoria y que es la permanente falta de respeto por las normas de tránsito. Lo que a veces se menciona como "error humano" o "factor humano" es, en realidad, el resultado de una omisión consciente que los conductores hacen de las normas.


En el estudio que desde la Universidad Siglo 21 se desarrolló se muestra cómo los conductores, en general, no presentan una visión autocrítica de su propia forma de manejar sino que, por el contrario, opinan que son los "otros" los que cometen faltas o manejan de modo imprudente. Este dato indica, desde el inicio, que los conductores no tienen la percepción de que deban modificar algo en su forma de conducir/se sino que entienden que los problemas y el caos vehicular son culpa de "la gente".


Por otra parte, se observa una fuerte tendencia a cuestionar la norma y a cumplirla o no en función de la conveniencia personal en un momento particular. Así, la norma pasa a ser objeto de evaluación y descalificación y pierde su poder de regulación comunitaria.

Justamente, lo que sucede en el tránsito vehicular en Argentina es, en gran medida, consecuencia de la primacía de las conductas individualistas (transgresoras) sobre las conductas comunitarias y que tienden al respeto por el otro. Sin duda, la falta de educación y control hace que este panorama no mejore en absoluto. Sin embargo -y más allá de la ineficacia de los organismos de regulación-, el conductor argentino, en términos generales, no tiene incorporado el modelo de respeto por el otro en toda comunidad que coexiste en un mismo espacio.


Como dato que agrava la situación, los organismos de control se encuentran desacreditados y desvalorizados por los conductores, lo cual les quita legitimidad y poder de regulación.


Más allá de la plena necesidad de que el Estado tome parte en la solución integral del problema, es necesaria una reorganización de las prioridades de los conductores, lo cual supone pasar de la "evaluación yo" a la "evaluación nosotros". En tanto no haya un viraje y la coexistencia en comunidad pase a ser una prioridad para los conductores, no habrá posibilidad alguna de que se modifique el alarmante caos en el tránsito en Argentina.
Fuente: La Voz del Interior

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