EL TRÁNSITO: UNA CONSTRUCCIÓN SOCIAL
El tránsito es un sistema organizado y
conformado por el hombre. Todas las personas que circulan por la vía pública
integran una parte del mismo en interdependencia de los unos con los otros.
La conducta individual condiciona e influye
sobre la de los demás y viceversa. Cada usuario de la vía es responsable de una
parte del tránsito.
Considerando que conducir un vehículo es desde
el vamos una actividad de riesgo, es imprescindible una invitación constante a
revisar las conductas, hábitos y creencias que inciden en aumentar ese riesgo a
fin de detectarlas a tiempo para proteger la vida humana.
Desde que nace el ser humano atraviesa ciclos
de exploración, descubrimiento del entorno que lo rodea, todo ello con la guía
del adulto responsable. Paulatinamente sumará experiencias, mitos y la cultura
del lugar donde nació.
Durante la etapa donde el niño depende del mayor, es de vital importancia entender que allí se estás gestando los modelos y modos de comportamiento que el pequeño incorporará en su andar.
Por otro lado, cuando desde el adulto se transmiten valores y ejemplos contradictorios, se comienza a producir en el pequeño un futuro comportamiento riesgoso para el cuidado de la vida propia y la de los demás.
En cada etapa madurativa crecerán la movilidad, independencia, su exposición vial y su probabilidad de riesgo.
Los niños menores de 10 años no pueden evaluar la distancia y la velocidad de cualquier vehículo y tampoco pueden estar atentos a varias cosas a la vez ya que no han adquirido aún determinadas funciones.
El período de movilización independiente comenzará cuando el niño pueda circular por la calle sin la mirada de los adultos, siendo esto realizado en forma gradual y desde espacios cercanos y conocidos tanto como peatón, pasajero o conductor de bicicleta.
Además de la familia, la escuela cumple un rol
importantísimo en la educación vial infantil. Cabe destacar la necesidad de que
la institución escolar enseñar valores positivos de seguridad en la movilidad
ya que la señales viales y normas de tráfico no tienen sentido en etapas
tempranas de la formación.
La
familia y los docentes deben enseñar a valorar el espacio público como espacio
común de todos fomentando el cuidado de la infraestructura vial, las señales
públicas, el respeto a la forestación y parquización vial, el cuidado e higiene
de monumentos y edificios.
La seguridad al transitar y la calidad del
intercambio en calles, parques y paseos deben ser aspiraciones colectivas de
los habitantes y objetivos de los gobiernos.
Fuente de datos: “Capacitación en Conductas Seguras y Saludables
en Tránsito Vial” Federación de Psicólogos de la República Argentina, 2011.