16 de junio de 2022

 LA MAGIA DEL AULA











Y un día volvimos a llevar concientización en prevención y ciudadanía a las aulas en forma presencial.

La experiencia durante la pandemia nos enfrentó al desafío de llegar a las escuelas y universidad vía streaming, incluso llevando por momentos a cabo ambas modalidades. Indudablemente la tecnología ha colaborado y lo seguirá haciendo para diversas capacitaciones, participación en foros y útiles conversatorios. 

Sin embargo, el aula tiene una vibración distinta: la voz, la mirada, la gestualidad en vivo del que habla, del que pregunta o debate, nos enriquece instantáneamente.

La seguridad vial y el consumo de alcohol son temáticas con nuevas connotaciones en esta etapa de postpandemia.

Conductas agresivas y/o despectivas hacia el otro en la vía pública tanto de peatones como de conductores, han aflorado las carencias que tiene la sociedad desde antes de la pandemia del Coronavirus. Carencias en el respeto a las normas viales, en educación cívica y vial, en controles y en sanciones.

Proyectos de incrementar las penalidades a quienes conducen en forma temeraria produciendo hechos viales que provocan muertes y lesiones de diversa magnitud quedan por años en stand by sin siquiera debatirlos. La casi nula prevención de consumo de sustancias tóxicas, sin campañas públicas permanentes, restricciones de publicidades de bebidas alcohólicas en el deporte, promociones de oferta de alcohol en diversos horarios y simultáneamente, sin educación a las familias, proyectos legislativos que “duermen” en cajones y perdiendo los tiempos parlamentarios de tratamiento (ej.: etiquetado de bebidas alcohólicas con información útil; instaurar un registro de bocas de expendio; severas sanciones a quienes expenden o facilitan el consumo de alcohol a menores; etc.).

Sin embargo, la medicina avanza en evidencia científica y queda expuesta la necesidad de tomar su información con la responsabilidad del caso y actuar en consecuencia, pero tanto las familias como quienes están en los cargos públicos no han demostrado hasta el momento estar a la altura de las circunstancias. 

Mientras tanto las generaciones atraviesan procesos donde la orfandad a la que lo expone el mundo adulto, lo deja desprotegido aumentando los riesgos y exacerbando las vulnerabilidades de la corta edad. Las futuras generaciones siempre dependen de nuestro compromiso adulto. La ciudadanía tal vez esté estancada en una etapa de “estado confortable” y eso la vuelve inmadura. Mucho por hacer desde hace muchos años.

Ojalá nuestro pequeño aporte siembre semillas de concientización y quienes nos continúen siembren mucho más aún.

Hoy estamos felices, ¡volvimos a las aulas! 


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