20 de septiembre de 2009


EL SUEÑO Y LOS ACCIDENTES VIALES

Los accidentes de tránsito son una causa importante de mortalidad precoz.

La Organización Mundial de la Salud estima que en 2020 los accidentes de tránsito serán la tercera causa de demanda de salud detrás de la enfermedad coronaria y la depresión.










(...) Diferentes estudios han documentado que los accidentes automovilísticos tienden a ser más frecuentes entre la media noche y el amanecer y al promediar la tarde, coincidiendo con los picos de tendencia al sueño normal de la población general.

(...) En los conductores de larga distancia la somnolencia es de particular importancia debido a la larga jornada de trabajo, horarios estrictos a respetar, condiciones inadecuadas de sueño, largos períodos fuera de su casa y una tarea monótona a desarrollar.


Clásicamente se han señalado a los efectos de la excesiva velocidad y el consumo de alcohol como las principales causas de accidentes viales. El sueño insuficiente no figuraba como causa en la mayoría de los informes que analizaban la causa de los accidentes.


La somnolencia de los conductores por fatiga o privación de sueño ha sido comparada a la que manifiestan los sujetos que manejan luego de ingerir bebidas alcohólicas.


(...) Los disturbios del sueño favorecen la pérdida de atención, la fatiga y la somnolencia diurna, deterioran el nivel de alerta y retardan la respuesta frente a eventos inesperados, facilitando la ocurrencia de accidentes domésticos, laborales y particularmente automovilísticos.


Las enfermedades que alteran la calidad del sueño aumentan el riesgo de accidentes al asociarse a la deuda de sueño habitual en la sociedad, amplificando el impacto de la somnolencia.


El Síndrome de Apneas durante el Sueño (SAOS) se caracteriza por la presencia de pausas breves y reiteradas de la respiración. Este trastorno afecta al 2 a 4% de la población en la edad media de la vida (Young et al.,1993). Sin embargo si sólo se considera a los varones la frecuencia de esta enfermedad puede ascender hasta el 10%.


Estos pacientes sufren un sueño interrumpido y fragmentado como consecuencia de las reiteradas pausas respiratorias. La fragmentación del sueño nocturno produce somnolencia diurna, una marcada disminución del tiempo de reacción así como dificultades para mantener la atención (Masa et al., 2000).


El número de accidentes automovilísticos reportados por pacientes con SAOS es entre 2 y 7 veces mayor que en sujetos de igual sexo y edad. Un índice de apneas mayor a 10 eventos por hora de sueño aumenta significativamente el riesgo de sufrir un accidente de tránsito (Terán-Santos 1999).


Distintos estudios han verificado mayor incidencia de apneas del sueño en la población de conductores profesionales que en el resto de la población (Stoohs et al., 1995) Un estudio demostró que el 60% de los conductores evaluados presentaba alteraciones respiratorias durante el sueño, el 16% cumplía criterios para el diagnóstico de SAOS y el 24% experimentaba excesiva somnolencia diurna (Howard, 2004). Los conductores roncadores presentan un 30 % más de riesgo de accidentes que los que no lo son (Maycock, 1997).


En una encuesta realizada sobre 770 conductores de larga distancia en la Ciudad de Buenos Aires, el 44% de los encuestados refirió sueño frecuentemente o muy frecuentemente mientras conducía y 45% haber “estado cerca de o sufrido un accidente” por somnolencia. El 66% se detenía para dormir 30 a 40 minutos cuando sientía sueño y el 73% no reducía la velocidad.


Los roncadores frecuentes presentaron mayor riesgo de accidentes o haber estado cerca de accidentes que los no roncadores, por lo que la presencia de ronquido en conductores podría ser un indicador de mayor riesgo de accidentes automovilísticos (Pérez-Chada, 2005).


(...) La privación de sueño, tanto por causas profesionales, sociales, hábitos culturales o enfermedades que alteren la calidad del sueño como el SAOS favorecen la pérdida de atención, la fatiga y la somnolencia diurna facilitando la ocurrencia de accidentes automovilísticos.

Autores:

Dr. Daniel Pérez Chada, Jefe del Servicio de Neumonología - Hospital Universitario Austral Dr. Daniel P. Cardinali, Prof. Titular de Fisiología - UBA CONICET

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